Jugar al fútbol se te terminó, guardaste las espinilleras, las botas
y te prepara para otros objetivos y otras metas no muy lejos del verde césped donde durante tantos años pasaste y creciste como persona y como futbolista.
Soy de los previligiados de haberte tenido a mis ordenes durante
muchas temporadas y en varias etapas de tu carrera deportiva, y soy de los privilegiados en conocer a tu gran familia; abuela que en paz descanse, padres, hermanos, esposa e
hijos y donde aprendí de todos ustedes infinidad de valores, pero uno
fundamental, saber lo que era una gran familia.
Pienso en muchísimas ocasiones que si tu hubieras tenido 18
años en ésta época estaría escribiendo estas palabras a un jugador profesional, pero no ha sido así, aunque para mi siempre lo has sido por tus
condiciones, dedicación y la pasión con la que vivías todos los día del año el mundo
del fútbol..
No quiero extenderme más, solo dar las gracias a Dios por haberte conocido,
por haberte tenido como jugador, por compartir en los campos los días de frío, calor, viento, por reír, llorar… y sobretodo por tenerte como un más que gran
amigo.
JAVI BLANCO
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