Aún cuando históricamente no han gozado del interés investigador
de otros
procesos psicológicos, la atención y la concentración son
consideradas por la mayoría de los expertos como dos de las variables
psicológicas más importantes e influyentes en el logro del éxito deportivo. De
hecho, cualquier jugador, entrenador, profesor de educación física o psicólogo
del deporte sabe que, en más ocasiones de las que sería de desear, la victoria
o la derrota en una determinada competición dependen de algo tan natural y fortuito
como es una pequeña falta de atención. Incluso en eventos deportivos de varios
días de duración, una breve pérdida de concentración puede echar por tierra
todo el trabajo realizado con anterioridad y afectar seriamente al resultado
final de la prueba. El jugador, puede estar muy bien preparado física y
técnicamente para afrontar la competición, incluso puede presentar unos niveles
óptimos de motivación, sin embargo, si no es capaz de centrarse y mantener la
concentración a lo largo de un partido, los resultados no serán nunca todo lo
buenos que podrían llegar a ser.
En efecto, cuando un jugador tiene una buena preparación física y
sus habilidades técnicas y tácticas son aceptables, el hecho de conocer y
dominar los procesos atencionales no sólo le facilita la ejecución de la tarea
sino que, además, la probabilidad de que se produzca el éxito deportivo se
incrementa notablemente. Por decirlo con otras palabras, sólo cuando el jugador
consigue focalizar y mantener la atención en los estímulos realmente
importantes de la tarea, sólo cuando es capaz de alejar los pensamientos
negativos de su mente y evitar cualquier otra forma de distracción, sólo
entonces se puede hablar legítimamente de aprovechamiento de los recursos y de optimización
del rendimiento. De hecho, todos los estudiosos del deporte saben que los
mejores niveles de ejecución se consiguen cuando el jugador atiende a lo que
hay que atender y logra situarse en una <<zona>> de activación
óptima, una zona en la que la atención está totalmente dirigida al proceso de
ejecución y a nada más.
Por este motivo, diremos que “el
control de la atención y la concentración debe ser uno de los objetivos a
tener en cuenta en cualquier programa de entrenamiento psicológico y una
habilidad que deberán perfeccionar tanto los jugadores como los
entrenadores”.
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