Ahora ya podemos saber si nuestro bebé será intolerante o no a la lactosa antes de que pruebe la leche, que afecta al 7,5 por ciento de los recién nacidos o al gluten antes de que tome su primera papilla de cereales, una intolerancia que afecta a una de cada 350 personas en el mundo.
Y es que una nueva prueba genética nutricional, que consiste en la extracción de una muestra de la sangre del cordón umbilical obtenida en el momento del parto, permite detectar si el niño desarrollará algunas de las intolerancias alimentarias más comunes. Si los resultados son positivos, se podrán iniciar medidas preventivas y si son negativos se podrán introducir nuevos alimentos en la dieta del bebé con la tranquilidad y la seguridad de que van a ser bien tolerados.
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